LA ÓPERA ITALIANA EN BUENOS AIRES 363
dramático ó cómico. Al par que cantor es, pues, preciso ser artista.
Desgraciadamente, se ha observado en casi todas partes que las ejecuciones correctas son raras. No basta que los artistas sean buenos cantores ; deben ser también buenos actores. Deben comenzar por aprender sus papeles como si fueran á representar un drama sin música; y el estudio musical no debe principiar hasta que el significado psicológico del papel se comprenda y la declamación se halle per- fectamente ensayada : y sobre todo es nesesario un director que simpatice con la obra, y la comprenda hasta en sus más mínimos detalles. Una represen-- tación correcta revela la inmensa ventaja que lleva el músico al poeta dramático; porque si bien los efectos del recitado dramático se dejan necesaria- mente al discernimiento del actor, el arte musical consigue fijar positivamente cada acento y cada inflexión.
Estos preceptos de un maestro distinguido se com- prueban fácilmente, analizando cualquier compañía.
Un tenor con una voz poderosa, de un registro ex- tenso, puede abusar de las notas de pecho, llenar con la sonoridad y el timbre de su órgano los ámbi- tos de un teatro, pero si no tiene la conciencia y el sentimiento estético del arte, le falta la inspiración.