res ; gobiernos que se suceden unos á otros, á veces con incomprensible rapidez; ejércitos que pelean, armadas que se destrozan, indios que invaden; inmigrantes pobres enriquecidos al otro día, colonias florecientes por doquier, fábricas increíbles ; exposiciones industriales, rurales y científicas ; — en una palabra, un Proteo que cambia á cada instante de forma, un camaleón que muestra á cada momento distinta coloración; una mezcla monstruosa, tremenda, que se agita, se revuelca, se destroza allí, florece acullá, cambia de aspecto, asume cuantas formas es dable imaginar, y constituye en definitiva un conjunto indefinible é incomprensible : algo como la ebullición de nuevas eras. Y en efecto, la América es el mundo del porvenir, pero de un porvenir, cuya grandiosidad no nos es dado ni siquiera concebir, de un porvenir cuya sola idea deslumbra, fascina.
La atención de los hombres pensadores del mundo entero está fija en la América, porque en ella se elaboran actualmente los destinos futuros de la humanidad. Por eso se nota una especie de fiebre por conocer hasta en sus menores detalles, por apreciar hasta en sus minuciosidades, esa entidad que aún no es posible caracterizar con entera certeza.
¿La América, como continente, es coetánea de la Europa? Sus razas numerosas, diversas, civilizadas