respeto, á la Musa, severa y exigente, pero agrade-
cida, porque retribuye con creces todo lo que por
ella se hace.
De ahí que no debe juzgársele como una esperanza de las letras, sino como á una realidad.
El argumento del libro es sencillo.
En la época del imperio maximiliáneo, durante la invasión francesa, viene á ser ocupada por las fuerzas extranjeras una aldea de provincia. Un chicuelo, Pedro, es tomado prisionero por creerlo espía: lo someten á la corte marcial, ante la cual lo defiende un abogado del lugar. Su defensor lo recoge á tiempo para que reciba la bendición de su padre mo- ribundo. Abreviando: queda Pedro á cargo de D. Luis, quien lo lleva á México, y lo hace estudiar allí, para confiarle su bufete más tarde. Lo adopta, pues, por completo, resultando Pedro un excelente joven.
Don Luis es un caballero ejemplar y que ha pasa- do ya de los 50 años. Pero es el caso que al estar por recibirse su hijo adoptivo como abogado —licen- ciado, diríamos á la mexicana — emprende Pedro un