llerizas y hacerse notables por aplausos y regalos á alguna de las amazonas.
En cuanto al Teatro Nacional, aún nada puede decirse sobre él, puesto que no se ha inaugurado. El Coliseum sólo se abre para fiestas ó conciertos.
Antes de entrada completamente la noche, hay su público especial en los diversos locales conocidos. El Gimnasio tiene los antiguos jugadores de dominó y tresillo que van á hacer su consabida partida, mecidos por las armonías del piano que ora baila alegremente con Celestino, ora gime románticamente con Costa. El Skating-Rink, con su concurrencia infaltable de patinadores, reUne los jueves y domingos cantidad de bellezas suburbanas: allí van los que á la caza del medio-pelo se dedican. El Jardín Florida, lugar delicioso, en los mismos días reUne una concurrencia bastante distinguida, pero demasiado grave para semejante lugar, pues se pasean contemplándose como si estuvieran en la avenida de las palmeras de Palermo.
Los suburbios ostentan sus curiosos y característicos Pasatiempos, y multitud de teatros de segundo orden, que, junto con las canchas, reúnen á los habitantes de la parroquia que no son atraídos por peringundines ó algo peor.
Pero, ¿qué hace el paseante que ha asistido al ridí-