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UNA NOVELA ARGENTINA

quilamente á pié. Verdad es que algunos observan con melancólica resignación que el malísimo empedrado de Buenos Aires hace que el andar en coche por sus calles sea un martirio insoportable ; lo cual explicaría por qué todos prefieren ó ir en tranvía ó simplemente á pie.

Aun en las épocas más animadas del año, — en la season de Buenos Aires — sólo hay movimiento hasta media noche. Los teatros, por regla general, concluyen cuando más tarde á esa hora, y á la salida de ellos es que se puede notar recién algo como un reflejo de esa vida animadísima y en extremo interesante de las noches madrileñas. Los porteños son apasionados por el teatro; las capas superiores, la high-life y la gomme — ya que se ha dado la manía de usar nombres extranjeros — se dan cita en Colón; la gente tranquila, en la Ópera ; la decente, en la Alegría; la bulliciosa y los pocos miembros del medio mundo, en Variedades y en el Politeama.

Colón es el teatro clásico de la alta sociedad porteña, y al cual están vinculadas las tradiciones más caras. Allí se ha formado el gusto por la ópera italiana, y durante la época de las temporadas, no hay nadie que de elegante se precie que allí no acuda, cueste lo que cueste. Los menos van por la música ó el canto; los más, por mirarse recíprocamente. ¡Cuan-