to intelectual tanto del pasado como del presente. Pues bien, en ese orden de ideas abundaba la mar yoría de los de aquella generación, agrupada bajo el nombre de Circulo Literario, cuyas reuniones sema- nales en casa de su presidente Julio E. Mitre, no ol- vidarán por cierto los que en ella tomaron parte acti- va. Las más ardientes discusiones versaban justa- mente sobre el romanticismo, y aquel Circulo pre- sentaba el curioso fenómeno de asemejarse algunas veces á algún cenáculo parisiense del año 30, tras- plantado por arte de magia á través del tiempo y del espacio . Todos casi eran neófitos ardorosos de la es- cuela romántica, demolían sin piedad los viej^os íá&st- les clásicos del *' Apolo de peluquín con polvos", y declamaban de memoria los más atrevidos pasajes del poeta de los Cuentos y de las Baladas. El famoso
los hacía estremecerse nerviosamente de placer, y lo repetían entusiastas como buscando quien se atre- viera á contradecirles.
La época de intensa sobrexcitación intelectual que se desarrolló en Francia bajo Luis Felipe, con su cor- tejo de entusiasmo indescriptible, de miserias cruen- tas, y de las mil vicisitudes de aquella bohemia li- teraria " popularizada por Mürger, era el ideal de la