en que vivía. No era, pues, de esos hombres que flotan indecisos á todos los vientos, y que la opinión pública hace pasar sin cesar de un extremo á otro. Jamás habría capitulado con la popularidad, si para ello hubiera sido necesario menoscabar su carácter. Y en los tiempos que corren eso no es, por cierto, elogio baladí!
La "armonía" que proclamara en sus versos di- ciendo que es
... la ley universal, eterna que rige lo creado...
era para él, hasta en los menores detalles, una exi- gencia absoluta .
Así, las piezas mismas que habitaba debían estar en consonancia con su espíritu. La pequeña salita en que recibía á sus amigos era de ello elocuentísima prueba. El mueble chino que satisfacía sus gustos de artista, le permitía reposar su vista después de ha- ber recorrido alguno de esos incomparables volúme- nes con encuadernaciones refinadas de amateur ; el par de floretes de flexible hoja y hermosa empuña- dura que se ostentaban en la testera del fondo, reve- laban su maestría en el arte esencialmente favorito de todo gentil-hombre ; y en la misma pared provo- caban la melancólica divagación un cierto fantástico