de lo retórico, salvando de caer en él gracias á increi-
bles ejercicios de equilibrio literario, pero todo ello
por brillante, por seductor, por fascinador que sea,
qué vale al lado de una estrofa, una sola estrofa, que
arrancada de una fibra del alma, vuela á la inmorta-
lidad, porque
Laissent en expirant, 4'inmortels héritiers ; Jamais Vaffreuse nuit ne les prend tout entiers.
No ha dicho acaso el poeta con razón hablando de la inspiración divina:
Et pour que le néant ne touche point á lui,
C'est assez d'un enfant sur sa mére endormi.Y García Mérou desdeña ese dón celeste, y lo aho- ga, y lo rechaza, y corre á cubrirse con el manto de filigrana de una prosa, poética es cierto, pero de una prosa que difícilmente reemplazará á la dorada es- trofa, para desempeñar el papel asignado por el vate al niño dormido en los brazos de la incomparable Madonna rafaelesca!
El escritor en prosa tropieza con insuperables in- convenientes para llegar á la altura á que se encuen- tra el poeta, aún antes de haber producido un solo