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UN LIBRO DE CANÉ

El que eso ha escrito no es sólo un estilista, un Vanderbilt del idioma: es más aún, es un humorista, legítimo discípulo de Sterne, lector asiduo quizá del Tristam Shandy, Esa fácil ironía, ese buen humor inagotable, esa fuerza superior de sarcasmo; por momentos alegre, sonriente, burlón, en una palabra " esa rapidez de impresiones y esos contrastes siempre nuevos, son el secreto del humorista".

Y cuando pintaá Rufino Cuervo, el sapientísimo autor de las Apuntaciones criticas sobre el lenguaje bogotano trabajando con tranquilidad, sin interrumpirse sino para despachar un cajón de cerveza... ", -porque Cuervo no es ni más ni menos que cervecero. " Yo mismo he embotellado y tapado, me decía Rufino" agrega el Sr. Cané...

Hablando de Carlos Holguin, dice que "...y esto sea dicho aquí entre nosotros, Holguin fué uno de los cachacos más queridos de Bogotá, que le ha conservado siempre el viejo cariño". Ahora bien, ¿quiere saberse lo que es un cachaco? El autor se encarga de explicarlo, y lo hace con exquisita claridad. "El cachaco es el calavera de buen tono, alegre, decidor, con entusiasmo comunicativo, capaz de hacer bailar á diez esfinges egipcias, organizador de las cuadrillas de á caballo en la plaza, el día nacional, dispuesto á hacer trepar su caballo á un balcón para alcanzar una son-

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