de los dos amigos, ha puesto especialísimo esmero. Augusto, sin embargo, es demasiado soñador, para tener "el contrapeso de su razón clara y severa"; Julio, más que original, es un egoísta perezoso.
Analícese por un momento á Gris. La amistad de caracteres tan opuestos es un fenómeno común ; Au- gusto y Julio tenían que ser amigos tan sólo de la manera como el autor los pinta. El primero sé vé quc á pesar de sus defectos era un leal y gran carác- ter, difícil para abordarlo pero decidido en sus afec- tos ; arrebatado á veces, pero hombre poco común en el fondo. El segundo es correcto, está bien con to- dos, y su escepticismo es más bien una indiferente apatía que raya en egoísmo, y que hace entrever que eii el fondo poco le importa su amigo. Augusto — al decir del autor — "era apasionado, tenaz en sus propósitos, amigo de la acción y dominante; su ima- ginación exaltada tenía el contrapeso dé su razón clara y severa ; y la vehemencia de su carácter le ha- cía injusto en sus arrebatos, pero pasados los prime- ros ímpetus se apresuraba á reconocer la falta y tra- taba de repararla". Hé ahí un carácter bien definido; los colores son vigorosos, las sombras y las luces se destacan. Percal final del cuento, los desengaños lo hieren profundamente, amargan su existencia, lo hacen reconcentrado y altivo; entonces la turta