una existencia tan mísera, vivir por algunas horas de la vida noble y generosa de la inteligencia, cantando en trovas que recuerdan otros tiempos, á esa trinidad augusta : patria, fe, amor, que debiera ser el lema de todo espíritu levantado y de todo caballerezco corazón.
¿ Quién creyera, sin embargo, que hubiera sido posible en una ciudad como Buenos Aires, inmensa hostelería de gentes de todas las naciones, de todas las creencias y de todas las virtudes, como de todos los vicios, interesar de tal manera la adormecida curiosidad de un público indiferente para poder celebrar esas fiestas de la inteligencia que creara la Edad Media, con el nombre de "Juegos Florales " } La empresa era, á la verdad, ardua en extremo. Pero nada hay imposible para corazones nobles y voluntades enérgicas. Una asociación extranjera, — el Centro Gallego ", á instigación de su digno presidente don Joaquín Castro Arias — se propuso realizar aquella idea, y con tenaz perseverancia, luchando contra toda clase de obstáculos, logró el año pasado celebrar los primeros *' Juegos Florales" con un éxito que sobrepasó las más legítimas esperanzas. Y este año, en la misma fecha — 1 2 de octubre, aniversario del descubrimiento de América hánse celebrado en el Teatro Nacional de esta ciudad, con inusitado esplendor