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Fr. Benito de Alarcón

Nació en Belmonte. Tomó el hábito cisterciense y fué abad de los monasterios de Moreruela y Val de Dios. Tuvo fama de ser uno de los mejores predicadores de su tiempo. Publicó: Teatro de virtudes, 1° parte, de la Fe. Valladolid, 1622. Sermones de Adviento y Quaresma del Dr. Diego de Paiva y Andrade, traducidos de lengua portuguesa, añadidos y ilustrados los pensamientos del autor y acabados muchos sermones que no estaban en su original. Madrid, 1617.

Muñiz, Biblioteca cisterciense, pp. 9. Nicolás Antonio, Bibl. Hisp. Nova, I, 206.


Don Fray Gregorio de Alarcón

«Tuvo por patria al Castillo de Garcimuñoz, y fueron sus padres el Licenciado Avila y Elvira de Alarcón. Fué religioso de S. Agustín, y tomó su hábito en el convento de Salamanca en 22 de setiembre de 1576. Fué de los primeros religiosos que tuvo la Descalcez desta Orden, y Provincial en ella. Fué a Roma a cosas de su Religión a pie. En el año de 1612, electo obispo de Cáceres en Filipinas, y obispo de Cuba. Consagróle en el convento de los agustinos recoletos de Madrid, D. Juan Bravo de Laguna, obispo de Urgento, religioso agustino. Partió a su obispado a pie descalzo, y el Consejo de Indias le mando fuesse con la decencia que pide la dignidad Embarcóse y murió en el mar, donde fué su sepultura.»

Gil González Dávila. Teatro Eclesiástico de la primitiva Iglesia de las Indias Occidentales, I, pp. 282 83, Madrid, 1649.


Sr. Hernando de Alarcón

Nació en 1466 en Palomares de Huete. La carrera militar, en la que tanto había de sobresalir, la empezó muy joven en la guerra de la conquista de Granada, y tuvo por maestros de milicia a sus tíos D. Pedro Ruíz de Alarcón, que murió en la toma de Cohín, y D. Martín de Alarcón. El Gran Capitán, que apreció en la guerra de los moros el valor y destreza de Alarcón, lo llevó consigo a la campaña de Nápoles No defraudó en aquella gloriosa conquista Alarcón las esperanzas de Gonzalo de Córdoba, portándose de modo señalado en la batalla del Garellano. Desde Italia pasó a la conquista de Túnez y Bugía, llevadas al cabo en 1511 por el celebérrimo conde Pedro Navarro. Vuelto Alarcón de nuevo a Italia, fué herido y hecho prisionero en la batalla de Rávena (1512), dada en contra de su opinión y parecer. En las contiendas entre el emperador Carlos V y Francisco I de Francia, luchó con su acreditado ardimiento y pericia, y en la rota del Francés en Pavía, en la que Alarcón mandaba la vanguardia, rompió la escolta del monarca galo. Hecho prisionero Francisco 1, fué encargado Alarcón de la persona del rey de Francia, comportándose en su cometido con rectitud y lealtad, y con respeto y cortesía para el desgraciado monarca. Cuando las tropas de Carlos V mandadas por el condestable de Borbón asaltaron a Roma (1527), se le entregó en custodia y rehén la persona de Clemente VII, a quien trató con todos los miramientos debidos a la soberana dignidad papal.

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