Página:Relaciones contemporáneas - Ortega Munilla (1919).pdf/54

Esta página no ha sido corregida
48
 

»nas de lo que significaba aquel gracioso revoloteo de tu pañolito perfumado. Esta noche volveré a aguardar a mi Narcisa en el mismo sitio.—Angel.» ¡Angel! Eso te parecerá a ti. ¡Damonio, demonio, y de los más empecatados y perversos, si es que hay grados de maldad en el infierno: eso eres tú! ¿Cómo has podido dar acceso en tu alma al amor de Narcisa, olvidando las esperanzas que hi, ciste nacer en Eladia?

»Te advierto que mi reprimenda será terrible.

Cuando nos veamos, no vengas a abrazarme. Yo no abrazo a pícaros de tu redomada condición.

CLAUDIO CASTILLO.

Coged el pincel y describid sobre el lienzo un círculo, tomad una de arena y otra de cal y edificad en torno a ese círculo una fila de casas microscópicas. Probadlas de un hormiguero humano, que se mueve, sube, baja y corre; llenad el aire de ruidos, de músicas, de cantares castizos, de tacos castizos, de palabrotas castizas también, y podréis contemplar a vista de pájaro el plano moral de Villar Don Lucas el día de la Virgen de Agosto, cuando el religioso sentimiento de sus vecinos conmemoraba el glorioso nombre de la patrona con cohetes, toros y puñaladas.

Era un día caluroso y apacible, la atmósfera pesada, el cielo nublado a trechos, sin que el más leve movimiento de los céfiros agitase las flores