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alli se podia oyr, y esto les duro mas de media hora, y cierto, ver que estos hombres tan sin razon y tan crudos, a manera de brutos, se dolian tanto de nosotros, hizo que en mi y en otros de la compañia cresciesse mas la passion y la consideracion de nuestra desdicha. Sossegado ya este llanto yo pregunté a los christianos y dixe que si a ellos parescia rogaria a aquellos indios que nos lleuassen a sus casas, y algunos dellos, que auian estado en la Nueua España, respondieron que no se deuia hablar en ello, porque si a sus casas nos lleuauan nos sacrificarian a sus idolos; mas visto que otro remedio no auia y que por qualquier otro camino estaua mas cerca y mas cierta la muerte, no curé de lo que dezian, antes rogué a los indios que nos lleuassen a sus casas, y ellos mostraron que auian gran plazer dello y que esperassemos vn poco, que ellos harian lo que queriamos, y luego treynta dellos se cargaron de leña y se fueron a sus casas, que estauan lexos de alli, y quedamos con los otros hasta cerca de la noche, que nos tomaron y lleuandonos asidos y con mucha priessa fuymos a sus casas, y por el gran frio que hazia y temiendo que en el camino alguno no muriesse o desmayasse, proueyeron que ouiesse quatro o cinco fuegos muy grandes puestos a trechos, y en cada vno dellos nos escalentauan y desque vian que auiamos tomado alguna fuerça y calor nos lleuauan hasta el otro, tan apriessa que casi los pies no nos dejauan poner en el suelo, y desta manera fuymos hasta sus casas, donde hallamos que tenian hecha vna casa para nosotros y muchos fuegos en ella, y desde a vn

A. Núñez Cabeza de Vaca.—V.—I.°
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