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mos tomar tierra, porque como auiamos visto tantos humeros, creyamos que se nos podia recrescer algun peligro, sin nosotros poder ver, por la mucha obscuridad, lo que auiamos de hazer. Y por esto determinamos de esperar a la mañana, y como amanescio, cada varca se hallo por si perdida de las otras. Yo me hallé en treynta braças, y siguiendo mi viage, a hora de visperas vi dos varcas y como fuy a ellas vi que la primera a que llegué era la del Gouernador, el qual me pregunto que me parescia que deuiamos hazer. Yo le dixe que deuia recobrar aquella varca que yua delante y que en ninguna manera la dexasse, y que juntas todas tres varcas siguiessemos nuestro camino donde Dios nos quisiesse lleuar. El me respondio que aquello no se podia hazer porque la varca yua muy metida en la mar y el queria tomar la tierra, y que si la queria yo seguir, que hiziesse que los de mi varca tomassen los remos y trabajassen, porque con fuerça de braços se auia de tomar la tierra; y esto le aconsejaua vn capitan que consigo lleuaua, que se llamaua Pantoia, diziendole que si aquel dia no tomaua la tierra, que en otros seys no la tomaria, y en este tiempo era necessario morir de hambre. Yo, vista su voluntad, tomé mi remo, y lo mismo hizieron todos los que en mi varca estauan para ello, y bogamos hasta casi puesto el sol, mas como el Gouernador lleuaua la mas sana y rezia gente que entre toda auia, en ninguna manera lo podimos seguir, ni tener con ella. Yo, como vi esto, pedile que para poderle seguir me diesse vn cabo de su varca, y el me respondio que no harian ellos po-