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CAPITULO DIEZ
DE LA REFRIEGA QUE NOS DIERON LOS INDIOS


Venida la mañana vinieron a nosotros muchas canoas de indios, pidiendonos los dos compañeros que en la varca auian quedado por rehenes. El Gouernador dixo que se los daria con que traxessen los dos christianos que auian lleuado. Con esta gente venian cinco o seys señores y nos parescio ser la gente mas bien dispuesta y de mas autoridad y concierto que hasta alli auiamos visto, aunque no tan grandes como los otros de quien auemos contado. Trayan los cabellos sueltos y muy largos, y cubiertos con mantas de martas de la suerte de las que atras auiamos tomado, y algunas dellas hechas por muy estraña manera, porque en ellas auia vnos lazos de labores de vnas pieles leonadas que parescian muy bien. Rogauannos que nos fuessemos con ellos y que nos darian los christianos y agua y otras muchas cosas, y contino acudian sobre nosotros muchas canoas procurando de tomar la boca de aquella entrada, y assi por esto como porque la tierra era muy peligrosa para estar en ella, nos salimos a la mar, donde estuuimos hasta medio dia con ellos. Y como no nos quisiessen dar los christianos, y por este respecto nosotros no les diessemos los indios, començaronnos a tirar piedras con hondas,