arboles caydos. Ya que estauamos en medio della nos acometieron muchos indios que estauan abscondidos detras de los arboles porque no los viessemos; otros estauan sobre los caydos, y començaronnos a flechar de manera que nos hirieron muchos hombres y cauallos y nos tomaron la guia que lleuauamos, antes que de la laguna saliessemos; y despues de salidos della nos tornaron a seguir queriendonos estoruar el passo, de manera que no nos aprouechaua salirnos afuera, ni hazernos mas fuertes y querer pelear con ellos, que se metian luego en la laguna y desde alli nos herian la gente y cauallos. Visto esto, el Gouernador mando a los de cauallo que se apeassen y les acometiessen a pie. El Contador se apeo con ellos y assi los acometieron y todos entraron a bueltas en vna laguna y assi les ganamos el passo. En esta rebuelta ouo algunos de los nuestros heridos, que no les valieron buenas armas que lleuauan, y ouo hombres este dia que juraron que auian visto dos robles, cada vno dellos tan gruesso como la pierna por baxo, passados de parte a parte de las flechas de los indios, y esto no es tanto de marauillar vista la fuerça y maña con que las echan, porque yo mismo vi vna flecha en vn pie de vn alamo, que entraua por el vn xeme. Quantos indios vimos desde la Florida aqui, todos son flecheros, y como son tan crescidos de cuerpo y andan desnudos, desde lexos parescen gigantes. Es gente a marauilla bien dispuesta, muy enxutos y de muy grandes fuerças y ligereza. Los arcos que vsan son gruessos como el braço, de onze o doze palmos de largo, que fle-
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