dichos christianos y cauallos que venían por los di- chos desiertos, y que a la cayda de las dichas sie- rras, a la parte de Sudueste, auia muy grandes po- blaciones y gente rica de mucho metal, y que los indios que dezian lo susodicho dezian que tenian- ansimesmo noticia que en la otra vanda, en el agua salada, andauan nauios muy grandes. Fue pregun- tado si en las dichas poblaciones ay entre las gen- tes dellos principales hombres que los mandan; di- xeron que cada generación y población tiene so- lamente vno de la mesma generación, a quien to- dos obedescen; declaro que para saber la verdad de los dichos indios y saber si discrepauan en su declaración, en todo un dia y vna noche, a cada vno por si les pregunto por diuersas vias la dicha declaración, en la qual, tornándola a dezir y de- clarar, sin variar ni discrepar se conformaron.
La qual relación de suso contenida el capitán Hernando de Ribera dixo y declaro auerle toma- do y rescebido con toda claridad y fidelidad (1) y lealtad y sin engaño, fraude ni cautela, y porque a la dicha su relación se puede dar y dé toda fe y cré- dito y no se pueda poner ni ponga ninguna dubda en ello ni en parte dello, dixo que juraua y juró por Dios y por Sancta Maria y por las palabras de los sanctos quatro Euangelios, donde corporal- mente puso su mano derecha en vn libro missal que al presente en sus manos tenia el reuerendo padre Francisco Gongalez de Panyagua, abierta por parte do estañan scriptos los Sanctos Euange-
(I) En la edición de l555:Jicf¿h'dad.
