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por ello tan cansados y desudados, entraron a ro- gar al gouernador que diesse vn mandamiento para la gente, en que les mandasse que no se mo- uiessen y estuuiessen sossegados, y que para ello, si necessario fuesse, les pusiesse pena, y los mis- mos oficiales le metieron hecho y ordenado, para que si quisiessen hazer por ellos aquello, lo firma- sse; lo qual después de firmado no lo quissieron notificar a la gente porque fueron aconsejados que no lo hiziessen, pues que pretendían y dezian que todos auian dado parescer y sido en que le prendiessen, y por esto dexaron de notificallo.

CAPITULO SETENTA Y SIETE

DE COMO TENÍAN PRESO AL GOUERNADOR EN VNA PRISIÓN MUY ÁSPERA

En el tiempo que estas cosas passauan el gouer- nador estaua malo en la cama y muy flaco, y para la cura de su salud tenia vnos muy buenos grillos a los pies y a la cabecera vna vela encendida, por- que la prisión estaua tan escura que no se parescia el cielo, y era tan húmeda que nascia la yerua de- baxo de la cama; tenia la vela consigo porque cada hora pensaua tenella menester, y para su fin bus- caron entre toda la gente el hombre de todos que mas mal le quisiesse y hallaron vno que se 11a- maua Hernando de Sosa, el qual el gouernador auia castigado porque auia dado vn bofetón y pa- los a vn indio principal, y este le pusieron por