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mandaría prender por ello, era menester que ellos fuessen armados y lleuassen sus amigos, y pues ellos lo eran,e por esto se ponían en hazer el re- querimiento, del qual seseo-uía mu}^ gran seruícío a Su Magestad y a ellos mucho prouecho, y que a hora del Aue María viníessen con sus armas a dos casas que les señalaron, y que allí se metiessen hasta que ellos auisassen lo que auian de hazer, y ansí entraron en la cámara donde el gouernador . estaua muy malo hasta diez o doze dellos, dizíendo a bozes: ¡libertad, libertad, vina el rey! Eran el veedor Alonso Cabrera, el contador Phelippe de Caceres, Garci Vanegas, teniente de thesorero, vn criado del gouernador, que se llama Pedro de Olía- te, el qual tenia en su cámara, y en este los metió y dio la puerta y fue principal en todo, y a don Francisco de Mendoga y a Jayme Rasquin, y este puso vna valí esta con vn arpón con yerua a los pechos al gouernador; Diego de Acosta, lengua portugués; Solorzano, natural de la Gran Canaria; y estos entraron a prender al gouernador adelan- te con sus armas, y ansí lo sacaron en camisa, di- zíendo: ¡libertad, libertad! y llamándolo de tyra- no, poniéndole las vallestas a los pechos, diziendo estas y otras palabras : aqiii pagareys las inju- rias y daños que nos aneys hecho. Y salido a la ca- lle, toparon con la otra gente que ellos auian tray- do para aguardalles, los quales, como vieron traer preso al gouernador de aquella manera, dixeron al factor Pedro Dorantes y a los demás: ¡pese a tal con los traydores! ; ¿traeys nos para que seamos testigos que no nos tomen nuestras haciendas,