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g'ente esperando la guerra, y que como las lenguas llegaron a requerirles no los auian querido oyr, antes embiaron a desafiar a los indios amigos y les robauan y les hazian muy grandes daños, que de- fendiéndoles y apartándoles auian auido con ellos muchas escaramugas de las quales auian salida heridos algunos christianos, los quales embio para que fuessen curados en la ciudad de la Ascensión y quatro o cinco murieron de los que vinieron he- ridos, por culpa suya y por excesos que hizieron^ porque las heridas eran muy pequeñas y no eran de muerte ni de peligro, porque el vno dellos de solo vn rascuño que le hizieron con vna flecha en la nariz, en soslayo, murió, porque las flechas tra- yan yerua y quando los que son heridos della no se guardan mucho de tener excessos con mugeres porque en lo demás no a}^ de que temer la yerua de aquella tierra. El gouernador torno a escreuir a Domingo de Yrala mandándole que por todas las vias y formas que el pudiesse trabajasse por hazer paz y amistad con los indios enemigos, por- que assi conuenia al seruicio de Su Magestad, por- que entre tanto que la tierra estuuiesse en guerra no podían dexar de auer alborotos y escándalos y muertes y robos y desasossiegos en ella, de los quales Dios y Su Magestad serian deseruidos; y con esto que le embio a mandar le embio muchos rescates para que diesse y repartiesse entre los in- dios que auian seruido, y con los demás que le pa- resciesse que podían assentar 3^ perpetuar la paz. Y estando las cosas en este estado, Domingo de Yrala procuro de hazer las pazes, y como ellos es-