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armada a poner fuego a la ciudad y hazerles la guerra, y que auian sido sentidos por las centine- las, que tocaron al arma, y ellos conosciendo que eran sentidos se fueron huyendo e dieron en las labranzas 3^ caserías de los christianos, de los qua- les tomaron muchas mugeres de la generación de los Guaraníes, de christianas nueuamente conuer- tidas, y que de allí adelante auian venido cada no- che a saltear y robar la tierra, y auian hecho mu- chos daños a los naturales por auer rompido la paz. Y las mugeres que auian dado en rehenes, que eran de su generación, para que guardarían la paz, la misma noche que ellos vinieron auian huydo y les auian dado auiso como el pueblo que- daua con poca gente y que era buen tiempo para m^tar los christianos, y por auiso dellas vinieron a quebrantar la paz e hazer la guerra como lo acostumbrauan, y auian robado las caserías de los españoles, donde tenian sus mantenimientos, y se los auian llenado con mas de treynta mugeres de los guaranies. Y oydo esto por el gouernador y to- mada información dello mando llamar los religio- sos y clérigos y a los oficiales de Su Magestad e a los capitanes, a los quales dio cuenta de lo que los Agazes auian hecho en rompimiento de las pazes, y les rogo e de parte de Su Magestad les mando que diessen su parescer (como Su Magestad lo mando que lo tomasse) y con el hiziesse lo que con- uiniesse, firmándolo todos ellos de sus nombres e mano, y siendo conformes a vna cosa hiziesse lo que ellos le aconsejassen. Y platicado el negocio entre todos ellos y mu}- bien mirado, fueron de acuerdo