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chos destos arboles que son tan ponçoñosos que si majan las hojas del e las lauan en alguna agua allegada, todos los venados y qualesquier otros animales que della beuen rebientan luego. En este pueblo estuuimos tres dias y a vna jornada de alli estaua otro en el qual nos tomaron tantas aguas que porque vn rio crescio mucho no lo podimos passar y nos detuuimos alli quinze dias. En este tiempo Castillo vio al cuello de vn indio vna heuilleta de talabarte de espada, y en ella cosido vn clauo de herrar; tomosela y preguntamosle que cosa era aquella e dixeronnos que auian venido del cielo. Preguntamosle mas que quien la auia traydo de alla, e respondieron que vnos hombres que trayan baruas como nosotros, que auian venido del cielo y llegado a aquel rio, y que trayan cauallos y lanças y espadas y que auian alanceado dos dellos. Y lo mas dissimuladamente que podimos les preguntamos que se auian hecho aquellos hombres, y respondieronnos que se auian ydo a la mar y que metieron las lanças por debaxo del agua y que ellos se auian tambien metido por debaxo y que despues los vieron yr por cima hazia puesta del sol. Nosotros dimos muchas gracias a Dios nuestro señor por aquello que oymos, porque estauamos desconfiados de saber nueuas de christianos, y por otra parte nos vimos en gran confusion y tristeza creyendo que aquella gente no seria sino algunos que auian venido por la mar a descubrir; mas al fin, como tuuimos tan cierta nueua dellos dimonos mas priessa a nuestro camino y siempre hallauamos mas nueua de christianos. Y nosotros