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arriba hazia el Norte, e que en diez y siete jornadas no hallariamos otra cosa ninguna que comer sino vna fruta que llaman chacan y que la machucan entre vnas piedras y aun despues de hecha esta diligencia no se puede comer, de aspera y seca, y assi era la verdad, porque alli nos lo mostraron y no lo podimos comer. Y dixeronnos tambien que entre tanto que nosotros fuessemos por el rio arriba yriamos siempre por gente que eran sus enemigos y hablauan su misma lengua, y que no tenian que darnos cosa a comer, mas que nos rescibirian de muy buena voluntad y que nos darian muchas mantas de algodon y cueros y otras cosas de las que ellos tenian; mas que todavia les parescia que en ninguna manera no deuiamos tomar aquel camino. Dubdando lo que hariamos y qual camino tomariamos que mas a nuestro proposito y prouecho fuesse, nosotros nos detuuimos con ellos dos dias. Dauannos a comer frisoles y calabaças; la manera de cozerlas es tan nueua que por ser tal yo la quise aqui poner para que se vea y se conozca quan diuersos y estraños son los ingenios e industrias de los hombres humanos. Ellos no alcançan ollas, y para cozer lo que ellos quieren comer hinchen media calabaça grande de agua y en el fuego echan muchas piedras de las que mas facilmente ellos pueden encender y toman el fuego, y quando veen que estan ardiendo tomanlas con vnas tenazas de palo y echanlas en aquella agua que esta en la calabaça hasta que la hazen heruir con el fuego que las piedras lleuan, y quando veen que el agua hierue echan en ella lo que