apartado dellos, mas luego fueron donde yo estaua y toda la noche estuuieron sin dormir y con mucho miedo y hablandome y diziendome quan atemorizados estauan, rogandonos que no estuuiessemos mas enojados e que aunque ellos supiessen morir en el camino nos lleuarian por donde nosotros quisiessemos yr. Y como nosotros todavia fingiamos estar enojados y porque su miedo no se quitasse, suscedio vna cosa estraña, y fue que este dia mesmo adolescieron muchos dellos y otro dia siguiente murieron ocho hombres. Por toda la tierra donde esto se supo ouieron tanto miedo de nosotros que parescia en vernos que de temor auian de morir. Rogaronnos que no estuuiessemos enojados, ni quisiessemos que mas dellos muriessen, y tenian por muy cierto que nosotros los matauamos con solamente quererlo. Y a la verdad nosotros rescebiamos tanta pena desto que no podia ser mayor, porque allende de ver los que morian temiamos que no muriessen todos, o nos dexassen solos, de miedo, y todas las otras gentes de ay adelante hiziessen lo mismo viendo lo que a estos auia acontescido. Rogamos a Dios nuestro Señor que lo remediasse, y ansi començaron a sanar todos aquellos que auian enfermado. Y vimos vna cosa que fue de grande admiracion, que los padres y hermanos y mugeres de los que murieron, de verlos en aquel estado tenian gran pena, y despues de muertos ningun sentimiento hizieron, ni los vimos llorar, ni hablar vnos con otros, ni hazer otra ninguna muestra, ni osauan llegar a ellos hasta que nosotros los mandauamos lleuar a enterrar.
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