que las casas adonde yuamos estauan lexos y no auia camino para ellas, y que aquellas mugeres venian cansadas, y descansando otro dia se yrian con nosotros y nos guiarian; y ansi nos despedimos. Y dende a poco las mugeres que auian venido, con otras del mismo pueblo, se fueron tras nosotros; mas como por la tierra no auia caminos, luego nos perdimos y ansi anduuimos quatro leguas y al cabo dellas llegamos a beuer a vn agua adonde hallamos las mugeres que nos seguian y nos dixeron el trabajo que auian passado por alcançarnos. Partimos de alli lleuandolas por guia y passamos vn rio quando ya vino la tarde, que nos daua el agua a los pechos; seria tan ancho como el de Seuilla y corria muy mucho. Y a puesta del sol llegamos a cien casas de indios y antes que llegassemos salio toda la gente que en ellas auia a rescebirnos, con tanta grita que era espanto, y dando en los muslos grandes palmadas; trayan las calabaças horadadas, con piedras dentro, que es la cosa de mayor fiesta y no las sacan sino a baylar, o para curar, ni las osa nadie tomar sino ellos, y dizen que aquellas calabaças tienen virtud y que vienen del cielo, porque por aquella tierra no las ay, ni saben donde las aya, sino que las traen los rios quando vienen de auenida. Era tanto el miedo y turbacion que estos tenian, que por llegar mas presto los vnos que los otros a tocarnos nos apretaron tanto que por poco nos ouieran de matar, y sin dexarnos poner los pies en el suelo nos lleuaron a sus casas, y tantos cargauan sobre nosotros y de tal manera nos apretauan que nos
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