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de la que estaua cayda y seca de los arboles, y al derredor de aquel hoyo hazia quatro fuegos en cruz e yo tenia cargo y cuydado de rehazer el fuego de rato en rato, y hazia vnas gauillas de paja larga que por alli ay, con que me cobria en aquel hoyo, e desta manera me amparaua del frio de las noches, y vna dellas el fuego cayo en la paja con que yo estaua cubierto y estando yo durmiendo en el hoyo començo a arder muy rezio, e por mucha priessa que yo me di a salir todavia saqué señal en los cabellos del peligro en que auia estado. En todo este tiempo no comi bocado, ni hallé cosa que pudiesse comer, y como traya los pies descalços corriome dellos mucha sangre. Y Dios vso comigo de misericordia que en todo este tiempo no ventó el norte, porque de otra manera ningun remedio auia de yo viuir. Y a cabo de cinco dias llegué a vna ribera de vn rio donde yo hallé a mis indios, que ellos y los christianos me contauan ya por muerto e siempre creyan que alguna biuora me auia mordido. Todos ouieron gran plazer de verme, principalmente los christianos, y me dixeron que hasta entonces auian caminado con mucha hambre, que esta era la causa que no me auian buscado, y aquella noche me dieron de las tunas que tenian. Y otro dia partimos de alli y fuymos donde hallamos muchas tunas con que todos satisfizieron su gran hambre. Y nosotros dimos muchas gracias a Nuestro Señor porque nunca nos faltaua su remedio.