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mitir que nos matassen y substentarnos con tanta hambre y poner aquellas gentes en coraçon que nos tratassen bien, como adelante diremos.


CAPITULO VEYNTE Y UNO
DE COMO CURAMOS AQUI VNOS DOLIENTES


Aquella misma noche que llegamos vinieron vnos indios a Castillo y dixeronle que estauan muy malos de la cabeça, ruegandole que los curasse, y despues que los huuo santiguado y encomendado a Dios, en aquel punto los indios dixeron que todo el mal se les auia quitado, y fueron a sus casas y truxeron muchas tunas y vn pedaço de carne de venado, cosa que no sabiamos que cosa era, y como esto entre ellos se publico vinieron otros muchos enfermos en aquella noche a que los sanasse y cada vno traya vn pedaço de venado, y tantos eran que no sabiamos adonde poner la carne. Dimos muchas gracias a Dios porque cada dia yua cresciendo su misericordia y mercedes. Y despues que se acabaron las curas començaron a baylar y hazer sus areytos y fiestas hasta otro dia que el sol salio, y duro la fiesta tres dias, por auer nosotros venido, y al cabo dellos les preguntamos por la tierra de adelante y por la gente que en ella hallariamos y los mantenimientos que en ella auia. Respondieronnos que por toda aquella tierra auia muchas tunas, mas que ya eran acabadas, y que nin-