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de tierra. Yendo aquel dia nuestro camino con harto temor que los indios nos auian de seguir, vimos vnos humos e yendo a ellos despues de visperas llegamos alla, do vimos vn indio que como vio que yuamos a el huyo sin querernos aguardar; nosotros embiamos al negro tras del y como vio que yua solo, aguardolo. El negro le dixo que yuamos a buscar aquella gente que hazía aquellos humos. El respondio que cerca de alli estauan las casas y que nos guiaria alla, y assi lo fuymos siguiendo y el corrio a dar auiso de como yuamos, e a puesta del sol vimos las casas e dos tiros de vallesta antes que llegassemos a ellas hallamos quatro indios que nos esperauan y nos rescibieron bien. Diximosles en lengua de Mareames que yuamos a buscallos, e ellos mostraron que se holgauan con nuestra compañia, e ansi nos lleuaron a sus casas, e a Dorantes e al negro aposentaron en casa de vn fisico, e a mi e a Castillo en casa de otro. Estos tienen otra lengua e llamanse Auauares, e son aquellos que solian lleuar los arcos a los nuestros e yuan a contratar con ellos, y aunque son de otra nacion y lengua entienden la lengua de aquellos con quien antes estauamos, y aquel mismo dia auian llegado alli con sus casas. Luego el pueblo nos ofrescio muchas tunas porque ya ellos tenian noticia de nosotros, y como curauamos y de las marauillas que nuestro Señor con nosotros obraua, que aunque no ouiera otras, harto grandes eran abrirnos caminos por tierra tan despoblada y darnos gente por donde muchos tiempos no la auia y librarnos de tantos peligros y no per-