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MARY REGA MOLINA
Y seguía buscando al dios constante,
en el juego de infieles rondadores;
detuviste tu marcha en ese instante,
"oh! mi velado de ojos soñadores".
Hoy te dice mi amor, —y va de veras—
entre todos te aclamo el elegido;
para el cortejo de la primavera,
"no me darás tu mano de marido?"