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personalmente, y que saben lodo lo que han tenido que sentir por resultado de mis operaciones en América, cuando el argumento mas valiente que V. les presentaba, era una grosera calumnia; una crasa impericia diplomática; una falsedad tan clásica en sí, como impudente en el carácter oficial, que ocupaba! No es, pues, estraño que el resultado de la negociación del Sr. Everett haya sido el que todos han visto. Pero el señor ministro me ha ofendido groseramente, imputando á mi nombre el crimen mas infame que conoce la sociedad; y yo debo hacer ver, que ha mentido maliciosamente, ó que ha obrado con una ligereza, que hace poco honor al carácter elevado que representaba en la córte española: porque en documentos oficiales como el de este ministro, y refiriéndose á hechos, es reprobada la impostura; y nada se puede decir que no se tenga la seguridad de probar.

He ofrecido hacer ver que Mr. Everett ha mentido maliciosamente, ó ha obrado con una ligereza impropia del carácter público que ejercía. Mas, ¡cómo persuadirme que el enviado de una nación amiga haya sido capaz de infamar mi nombre gratuitamente y con el solo intento de ofenderme! No hay hombre tan perverso sobre la tierra, que obre el mal sin algún interesa su favor; y no es posible que Mr. Everett haya tenido alguno, cuando es esta la vez primera que yo he oido su nombre. No: él no ha mentido, aunque ha dicho una falsedad enorme. Yo debo ser mas caritativo con el, que ha sido él veraz y justo conmigo. Pero no puede negarse, que ha obrado con una ligereza criminal en su carácter público, presentando como ciertos hechos desnudos de toda sombra de verdad, y apoyados en informes mentidos. Tal es el concepto menos desfavorable que me es permitido formar del ministro en cuestión. Me resta ahora averiguar de que origen corrompido pudo sacar la noticia de mi infidelidad.

No ha sido, sin duda, del seno de la República Argentina, porque nunca hubo dentro de ella quien se atreviese, ni aun á concebir sospechas de mi fidelidad. Lo digo con vanagloria á la presencia de mi gobierno y de mis compatriotas. Podrá ser que me hayan faltado luces para desempeñar á satisfacción de todos los distintos cargos honoríficos y difíciles, que he obtenido desde la instalación del gobierno patrio: pero siempre me ha sobrado fuego y decisión por la libertad y la independencia de mi país.

Tampoco ha podido ser por instrucciones recibidas de su gobierno; porque este mas circunspecto y mas zeloso de su crédito no habría aventurado la publicación de un hecho, cuya falsedad produgese su humillación. Ademas, es por el tiempo que yo ejercia el poder supremo de la República, que llegó á estas riveras una comisión diplomática mandada por el presidente de los Estados Unidos con el objeto de imponerse del estado de orden interior, fuerza y arbitrios de los nuevos gobiernos. Esta