Yo me había propuesto omitir la publicación de un hecho de la mayor importancia á mi intento, y bastante por sí solo para borrar absolutamente la mancha, que el señor Everett ha querido poner a mi reputación, porque me consideré obligado á guardar un secreto, que no era solo mio; y porque también se resistía mi delicadeza, á manifestar operaciones que siempre ofenden la circunspección de los gobiernos, cuando no se presentan circunstancias singulares en su disculpa. Pero, autorizado posteriormente para revelar lo que habia ocultado hasta aqui con escrupulosa fidelidad; y afianzado en el principio de que, no reconociendo ni guardando el gobierno español á los americanos ninguna clase de derechos, para hacerles la guerra, estaban ellos autorizados para no respetar ninguna clase de armas en su defensa, puedo decir:
La vida de la Patria se hallaba amenazada por un golpe de muerte, y yo era el encargado de su salvación. Los triunfos que habíamos conseguido sobre los ejércitos españoles en Chile y el Perú desde mi subida al directorio irritaron el furor del rey Fernando; y convirtiendo entonces su ira y sus venganzas contra la República Argentina, decretó su esterminio. Para realizarlo formó la mas fuerte expedición militar, que vió la Península destinada contra la América. Se sabe que pasaba de veinte mil hombres el ejército preparado en la isla de León al mando del general Odonell; y es demasiado público el empeño del gobierno español para el equipo y transportes de estas fuerzas destinadas al Rio de la Plata. Yo habia reunido todos los elementos, que podian ponerse en acción para nuestra defensa; y estaba bien satisfecho de que nuestros enemigos encontrarían la mas heroica resistencia al pisar nuestras playas; pero no bastaba esto á mis anhelos; yo quise a mi vez tomar también la ofensiva.
Instruido de la división de opiniones que la conducta poco liberal del rey Fernando 7.° habia producido entre sus vasallos, derramé proclamas por toda la Península, ofreciendo protección y fraternidad á los constitucionales: sus efectos fueron ventajosos. [1] Hice estender considerable número de patentes de corso ofreciendo premio por cada transporte del
- ↑ La insurrección de la fragata de guerra Trinidad, y de otros buques españoles que se pasaron al pabellón de la República.