Oid las palabras con que dogmatiza ese Apòstol de la demagogia: « El asesinato politico es el secreto para conducir á buen puerto la Revolucion. Los soberanos llaman asesinos à los amigos del pueblo!»
«Los verdaderos republicanos Àgesilao Milano, Pietri, Orsini, Pianori, Monti y Tognetti, han sido en su tiempo asesinos; hoy son mártires y objeto de la veneracion del pueblo.»
«Hoëdel, Nobiling, Moncasi, Passavanti, Solouvieff, Otero y Hartmann, son los precursores del gobierno del porvenir, la Repùblica Social.»
Siendo estas las doctrinas de los liberales, no es estraño que hayan llegado á los mayores excesos, que profanàran los venerandos restos del inmortal Pio IX, y que celebren aun sus reuniones cobijados por una negra bandera en que campea de color de fuego la abominable efijie de Satanás, á quien en su insano furor llaman el Gran Rebelde!
Espantosa verdad! Tributan honores á su verdadero Gefe! Hasta ahora habian dicho muera Dios, y como la impunidad los alienta, gritan ya: Viva Satanas!
El liberalismo italiano hace flamear en público la bandera de su credo político y religioso. El Argentino no le iguala en cinismo, aunque quizo igualarle en criminalidad con el hecho del Salvador.
Pero ¿quien es el idolo del liberalismo moderno? en otros tèrminos ¿quien es Garibaldi? La Union en fecha 13 de Octubre de este año contesta en estos términos:
« Garibaldi era un hombre de inteligencia vulgarisima, incapaz de apoderarse de los elementos de una teoria para reconstruirla y modificarla en su espiritu. Pero como todos los individuos, cuya voga es muy superior à su mérito real y à sus facultades, era sensible á la lisonja, vanidoso, y débil para hacerse instrumento de secuaces mas hàbiles que él, y diestros para simular hácia su persona una idolatria que lo infatuaba y le conducia á entregárseles.