Si, los repetidos desórdenes ocurridos desde 1811 hasta convertirse en aterradora anarquia en 1820, el motin militar de 1828, la nefanda tirania de Rosas, la vergonzosa prepotencia de Sandes y otros varios en las Provincias, los escándalos de 1874 y 1880 y los fraudes electorales de todas las épocas; son borrones que las páginas de la historia conservarán para eterno baldon de sus autores: mas pasemos por alto sus detalles, no olvidando que tales hechos han sido la rémora de nuestra creciente civilizacion.
No detengamos la vista en estos puntos negros, ni nos arrobemos demasiado en la contemplacion de las páginas brillantes que excitan nuestro entusiasmo; prescindamos por ahora de lo pasado, fijemonos en el presente y trabajemos para el porvenir.
En la actualidad somos una nacion relativamente fuerte. Tenemos un regular ejército de línea, una escuadra respetable, un parque bien provisto, una plana mayor de Jefes y Oficiales valientes y cerca de trescientos mil Guardias Nacionales.
Gozamos de instituciones libres que proclaman la igualdad ante la ley; el extranjero disfruta de casi todas las prerogativas del hijo del pais con excepcion de los altos poderes publicos, y no se le impone otra carga que los impuestos generales.
Nuestro progreso material es satisfactorio, y sigue una marcha ascendente que asegura al país un rápido engrandecimiento.
Brillan entre nosotros hombres de ciencia, no faltan escuelas, la riqueza pastoril abunda, la agricultura aumenta, la emigracion no cesa. Si á todo esto se agrega una paz inalterable en el interior; y en el exterior, arregladas ó en via de arreglo las mas vidriosas cuestiones; y por ultimo la cultura de nuestra Sociedad; es preciso confesar que formamos un conjunto sorprendente y que acusa una actualidad risueña y un porvenir dichoso.