-- Vuestra carta Constititucional establece que la religion del estado es la Catòlica, todas vuestras leyes nos autorizaron à creer que en las escuelas pùblicas nuestros hijos serian instruidos en esa religion que les enseña a amar à Dios y al prójimo, que los hace buenos hijos, buenos padres, buenos ciudadanos, y les traza el camino de la virtud apartándolos de toda ambicion desordenada.
Confiados en esos principios que son los nuestros, hemos venido à fecundar vuestros campos, á ejercitar nuestra industria, á ayudaros à engrandecer vuestra nacionalidad; pero nos habeis engañado, nos habeis herido traidoramente. Envenenais las conciencias de nuestros hijos, educàndolos en el mas espantoso y glacial indiferentismo, vuestra Nacion no es la que creíamos encontrar cuando vinimos atraidos por la simpatia de sus leyes fundamentales con cuya estabilidad contabarnos.--
Sereis responsables de las malas acciones de esa juventud que fornlais en el ateismo, y os negamos el derecho de castigar los crímenes que puedan cometer, puesto que los habeis dirijido vosotros mismos à ese abismo, educandolos fuera de los principios salvadores de la religion.
Eso nos dirà con razon la gran masa de extranjeros que comparte con nosotros la vida del trabajo contrihuyendo al progreso del pais.
Tal es la inconsistencia del argumento que rebatimos, que bajo cualquier punto de vista que lo encaremos, resulta que la religion Catòlica debe ser enseñada en las escuelas, con exclusion de toda otra.
Examinando la cuestion respecto de los disidentes Argentinos, ella no ofrece dificultad alguna; es indudable que son una minoria insignificante que tienen que inclinarse ante la inmensa mayoria y ante la ley fundamental que juraron sostener y defender apesar de que contiene la declaracion esplicita de que la religion Catòlica es la del Estado y de que