¿Pero acaso se heririan intereses legitimos de los pocos disidentes, extranjeros ó Argentinos, enseñando la religion Católica en las escuelas?
No por cierto. - Si son extranjeros, ellos sabian antes de venir á nuestras hospitalarias playas que venian á una Nacion esencialmente Catòlica, y no les hacemos la afrenta de suponer que se imajinàran que fuèramos tan insensatos, que siendo Católicos, enseñáramos otra religion en nuestras escuelas públicas.
Luego, si esto sabian, vinieron á nuestro pais aceptando las condiciones en que estaba constituido, consintiendo y sometiendose á todas nuestras leyes, á todas nuestras instituciones, y por lo tanto no se alteran en nada las condiciones del contrato tácito que con nosotros celebraron al venir; no les inferimos agravio alguno y de nada tienen que quejarse.
Pero, tomando la cuestione bajo otra faz: -- ¿Què religion es la que predomina entre los extranjeros residentes en la República? -- Es sin disputa la Catòlica.
¿Y no se teme ofender esa inmensa mayoria de extranjeros catòlicos que talvez no vinieron hácia nosotros sino porque nuestro pais les ofrecia semejanza de raza, de clima, é igualdad de religion á la que practicaban en la patria que dejaron? ¿Cuantos de ellos no habran venido trayendonos su industria, sus capitales, la fuerza de sus brazos y el ejemplo de sus pràcticas piadosas y morales, confiados en que en nuestras escuelas sus hijos serian instruidos en la religion, mientras ellos se entregasen al trabajo?
Esos sí que con justicia y con razon se ofenderian y no tendriamos como justificarnos cuando dijeran: