cuidar en sus establecimientos, càtedras y escuelas, la instruccion y enseñanza cristianas.
Al efecto les recordó, que así como en otro tiempo Federico el Grande en su reglamento promulgado en Berlin el 12 de Agosto de 1763 decia que habia creido útil y necesario cimentar el bienestar de su Imperio, constituyendo una instruccion escolar tan razonable como cristiana, y procurar á la niñez y á la juventud con el amor y temor de Dios los conocimientos de las cíencias; del mismo modo creia él, y la experiencia se lo habia enseñado, que la educacion Cristiana y religiosa era la parte mas importante de la enseñanza de la juventud, puesto que de ella dependia que se formáran hombres que en las ciencias como en la probidad de sus costumbres, en la abnegacion y sacrificio de si mismos y de sus intereses, fueran el verdadero ornato y sosten de la Sociedad en que viven. - Que, por el contrario, la educacion anti-cristiana y atea no conducia mas que al desenfreno de todas las pasiones, á los vicios mas degradantes, á todo género de crímenes, y por fin á una càrcel o un patíbulo. Que no era pues estraño que en aquellas sociedades en cuyas escuelas se mira con indiferencia y hasta con desprecio la enseñanza verdaderamente moral y sólida que es la cristiana, se encuentren en gran número, sujetos de costumbres tan depravadas, dados á todos los vicios, llenos de orgullo y de egoismo, corruptores del órden público, y enemigos finalmente de la verdadera paz y prosperidad de los pueblos.
«Así que, deseo vivamente, concluia diciendo aquel recto gobernante, que en todos los establecimientos cientificos de mis Estados, cátedras y escuelas de 1ª y 2ª enseñanza, así de varones como de mujeres, se considere la educacion cristiana como la parte mas importante y la principal de todas las que se refieren a la instruccion de la juventud.»
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