á la infancia? ¿Cual vuestra religiosidad, vuestra fé, vuestra virtud? ¿Sois mejores que nosotros? Debeis serlo porque debeís tener lo que á nosotros nos falta para completar la educacion de nuestros hijos.»
Pero, hemos tenido la desgracia de ver que, salvo raras y honrosas escepciones, ese congreso fué constituido por personalidades que segun las ideas que han vertido respecto á educacion, no hubieran sido por cierto los maestros deseados por el sabio y entendido Platon.
Aquello fué mas bien un Congreso de individuos imbuidos en su mayoría de màximas disolventes, que pretendian dar felicidad á la Patria, precisamente por el medio que la conduce á su ruina inevitable.
Allí se han sostenido con toda la audacia y cinismo ideas que repudiò el mismo Voltaire, el agente infatigable de disolucion y desquicio, el impio por excelencia.
Se ha sostenido que la Religion debe ser apartada de las bancas de la escuela y se ha llegado hasta sostener la conveniencia del establecimiento de escuelas mixtas, que en buena lógica no serian sino nidos de corrupcion y de inmoralidad, por mas que diga lo contrario una maestra de Rio IV.
Estas escuelas mixtas serian el mejor auxiliar de la Venta Suprema que es el Poder Directivo de la Masoneria Universal, que en una circular hace la profesion de fé siguiente:
«Lo que hemos emprendido es la corrupcion en « grande escala. . . . . . La corrupcion que nos « permitirá algun día llevar la Iglesia al sepul- « cro. Nos dicen que para echar abajo al catoli- « cismo seria preciso antes suprimir la mujer. Sea « así: pero no pudiendo suprimirla, corrompámosla. « El fin es bastante hermoso para tentar á hombres « como nosotros. El mejor puñal para herir à la « Iglesia es la corrupcion. Adelante pues, hasta el « fin.»