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Recuerdos.
TUS OJOS.
¡Qué negros son tus ojos, Lélia mía!
Son como el manto de la noche oscura;
Tan negros cual la horrible desventura
De aquel que en vano tu cariño ansía.
Ante tus ojos, de la luz del día
El brillo cede, y en su llama pura
Se enciende el corazón, y con ternura
El ruego ardiente del amor te envía.
Están de luto porque no en tu pecho
Al vendado rapaz brindas asilo,
Y vénle herido de mortal despecho.
De luto visten porque está tranquilo
Tu tierno corazón y satisfecho
Mientras que corre de mi llanto el hilo.
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