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Francisco Sosa.
EL MENDIGO.


Ya no piedad sino temor abrigo,
(No porque lleve corazon de roca),
Si oigo que santa caridad invoca
Envuelto en sus harapos el mendigo.

En él oculto encuentro al enemigo
De la familia y del taller; provoca
Al incauto holgazán á vida loca.
Que es de su infame proceder testigo.

Si un asilo benéfico le ofrece
La hermosa y noble caridad cristiana,
Al nombre del asilo se enardece.

¿Trabajo le brindais? con furia insana
Os mira, y al instante desparece
Para volver á mendigar mañana.


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