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Francisco Sosa.
A UNA ARTISTA.
No canta el ave así; no así del viento
El suspirar se escucha en la arboleda,
Ni el manso arroyo que entre guijas rueda
El són iguala de tu dulce acento.
Ya revele tu voz del pensamiento
Amargura tenaz ó dicha leda,
Es nota de arpa celestial; remeda
Alegre risa ó funeral lamento.
Mas ay! si á influjo de tu dulce canto
Olvida el triste corazón sus penas
Tambien es causa de dolor y llanto.
Infundes el amor cual las sirenas,
Y á aquel que admira tu hechicero encanto
A eterno vasallaje le condenas!
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