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Recuerdos.
PERDON!


Los celos con su llama abrasadora
Mi frente calcinaban, dueño mío,
Mirando tu esquivez y tu desvío
Miéntras constante el corazón te adora.

Pude un momento vacilar, señora,
En negras horas de mortal hastío,
Como desvía su corriente el río
Que da sus aguas á la mar sonora.

Pasó la fiebre del delirio insano,
Volvió mi vida á trascurrir serena
Y encuentra mi alma en tu bondad consuelo.

Perdón si te ofendí; cual humo vano
Disípese el pesar que te enajena
Y que brille la paz en nuestro cielo.


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