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Francisco Sosa.
CACAMA.
De Grecia y Roma los caudillos fieros
Que del tiempo á través admira el mundo,
Émulo en tí hallaron sin segundo,
De Anáhuac honra, y flor de sus guerreros.
Tu voz, aliento daba á los flecheros
En la sangrienta lid, y con profundo
Rencor, lanzaban al aliado inmundo
El dardo que embotaban los aceros.
Cautivo al verte tras feral combate,
Y atado sin piedad á la cadena,
No tu denuedo varonil se abate:
Desprecias el puñal, y con serena
Mirada, ves la muerte; ¡tu rescate!
¡Sola esperanza que tu pecho llena!
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