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Pues al festín de este día
ya comenzaba á reírse;
y publicando alegría
nueva tan para aplaudirse,
ella de eso se reía.

Mas con reírse le avisa
al concurso desde luego,
que la fiesta que divisa
para ser cosa de risa
era ya cosa de juego.

Cuatro toros se jugaron
al encierro de tal suerte,
que los que bien los lidiaron
para tener buena suerte,
muy buenos lances echaron.

A dos de ellos en su ardor
les dan mate, con que luégo
con triunfo del jugador,
y suerte del toreador
los arrastran en el juego.

Tocó el clarín de repente
á la tarde mas festiva,
que vido el Sol más luciente;
pues ya subiéndose arriba
es mirador de la gente.

Mas cuando vido salir
al Sol de su competencia,
quiso un poco más subir
por no quedar al partir
hecho una noche de ausencia.

Mas no faltó del asiento
de todos los miradores,
mientras les dura el contento
de aquel Sol de los señores,
que sale con lucimiento.

Salió el señor Presidente
hecho un Sol de bizarrías,
tan galán como valiente,
que ilustrísimo y ardiente
es la luz de nuestros días.

Por la valla fabricada
corrió el Sol como en su esfera,
y al Estafermo lanzada
tiró tal, que de carrera
como un rayo fué sonada.

Tiró otras dos tan ligeras,
que el Estafermo tembló
al ruido de las carreras;
pues temblando las maderas
él como un palo quedó.

Corrieron poco después
los caballeros vestidos
de Chambergas: y esto es
pisar la valla lucidos
teniendo tela á los pies.

Don Juan Antonio Diguero
de tres lancillas rompió
á ley de buen caballero
las dos; conque aquel madero
hecho una estatua quedó.

Don Lorenzo, buen bridón,
una quiebra, masen valde;
pues dice bien con la acción,
que en la entereza de Alcalde
sus quiebras á bulto son.

Joséf Agustín de Estrada
tiró lanza, que no pudo
ser al blanco más bien dada;
pues el llegarle al escudo
era darle una lanzada.

Córdova y don Sancho ufano,
con Don José de Aguilar,
y Pan y Agua á una mano,
hizieron lanzas quebrar;
si bien quebradas en vano.

Mas no en vano les salió
de su acierto la alabanza;
pues cada cual mereció
que la lanza que quebró
fuera entonces buena lanza.

Victoreando la ciudad
tan ajustadas acciones,
el Estafermo, en verdad,
del aire de los bridones
quedó con gran vanidad.

Empieza el coso á tronar
toros de fuego animados,
que empezaron á bramar
como unos locos de atar,

siendo rayos atronados.

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