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Adiciones y Aclaraciones 447

Ya la tarde serenada
á nuevas fiestas convida,
y del clarín convocada
mira al toro á la estacada
salir á trompa tañida.

Salió un toro, que amarillo
puso de miedo al brioso,
que encuentra; y al embestillo
sin tener cuenta, furioso
le dio á cuenta un cornadillo.

Salió un Pinto, que mejor
nunca se vido pintado;
pues siendo vivo en ardor
se paró de tal color,
que quedó pintiparado.

Embistió con tal donaire,
que hizo gala de embestir;
pues los lances con desaire
del rejón, al rebatir
los vuelve puntas al aire.

Salió otro rayo animado
con las puntas nada bastas;
pues en ellas aguzado
consigo mismo enojado
ya se daba de las astas.

Con naturales porfías
estos, y otros toros fueron
los que en lance, y bizarrías,
cuando entre gente se vieron
hicieron mil torerías.

Don Lorenzo en fin galante,
después del agua que hubo,
varias aguas dió al instante;
con que sin duda el picante
entre dos aguas estuvo.

Y fué acertado consejo
dar conclusión al festín
con dulces; porque el gracejo
acabase en dulce fin
con el gusto de un buen dejo.

Con este dejo dejó
la plaza toda la gente,
y el Sol el agua pasó
helada, porque si no
con él fuera el agua ardiente.

Pero muy de madrugada
el jueves salió el Aurora
lloviendo rosa rociada:
conque el día se mejora
gozando el agua rosada.

Volvió la plaza á mirarse
con renovada alegría;
y el Sol para más entrarse
en las fiestas, quiso hallarse,
para pasar un buen día.

En fin el Sol, muy entrado,
ayudando con su ardor
al encierro del ganado,
con tenerlo acorralado,
lo tenía con calor.

A la Sortija sin duelos
fué una valla prevenida
en que á vista de los Cielos
la tela á justas medida
andar se vio por los suelos.

Aquí el señor Presidente
no es mucho que con decoro,
sujetando tanta gente,
y aun al Turco más ardiente
sujete también un Moro.

En este Bruto á la brida
para el blanco se partió;
y á su impulso suspendida
la Sortija se quedó
para quedarse corrida.

Hizo el tiro superior
la Sortija con su giro:
porque tembló de un señor,
á quien esfera mayor
nunca se pusiera á tiro.

Con Don Juanico en confianza,
Don José de Estrada el Niño
se lleva, con alabanza,
la Sortija de su aliño
sacada á punta de lanza.

Con Don José de Aguilar
también á Córdova admiro;
pues se supieron llevar
la Sortija sin pasar
de los términos de Tyro.