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Adiciones y Aclaraciones. 443


Salió el Sol, á quien le oficia
el obsequio militar,
la obligación de Justicia;
conque el cortejo pasar
pudo plaza de milicia.

Con todo aplauso llegó
con los otros caballeros,
con quienes se incorporó;
porque Sol los animó
dando cuerpo á los luceros.

De los Alcaldes ladeó
al más antiguo, que vario
en la gala que sacó,
con gentileza mostró
ser galante de ordinario.

Sacó su buen parecer
de esmeraldas los aceros,
y el vestido para ver,
de chamelote en esmeros,
de Ver-Aguas pudo ser.

Don Lorenzo, que en renombre
de Ramírez es primario,
será bien que ya se nombre;
pues siendo Alcalde Ordinario,
no es ordinario su nombre.

A un castaño, con destreza,
llamado el Noble, severo,
gobernaba con grandeza,
conque grande caballero
lo ostentaba con nobleza.

Seis lacayos guarnecidos
de los cabos, con mil flores
salen de verde floridos,
que sobre holanda en colores
dan un verde á los vestidos.

El clarín á voces claras,
y alguaciles repartidos,
dan principio á cosas raras;
pues de Corte los vestidos
se sacaban por las varas.

Diguero y Vázquez, nombrados
de aquestas fiestas padrinos,
se adelantan, aclamados,
que aun de Reinos peregrinos
pueden ser Adelantados.

A quienes siguen pareados,
desempeño de sus padres,
dos niños, que bien mirados,
mostraban, que el ser ahijados,
no era cosa de compadres.

Niños son de á trece años;
más parecen unos viejos,
que en señoríos extraños,
de mayores desengaños,
son sus años más que añejos.

Castor y Polux se vieron
en dos castaños fogosos;
y tan lucidos salieron,
que aun con las plumas airosos
por dos estrellas corrieron.

De espejuelos sacan sillas,
y haciendo en ellas reflejos,
entre felpa maravillas
se pusieron amarillas,
al mirarse en los espejos.

De tela negra sacaron
los vestidos con decoro,
y á los cuellos se colgaron
dos cadenas como un oro
y al espejo se miraron.

Sus lacayos se sacaban
por los cabos de encarnado;
y aunque pardos coloreaban,
de buen pelo se miraban
mostrando lo cabellado.

Después de aqueste gracejo,
Don Luís el viejo se sigue
Mazariegos; que el despejo
el buen nombré le consigue,
que en su nobleza ya es viejo.

Varillas, noble á las claras,
con él va: y á maravillas
fueron sus galas tan raras,
que con gastar muchas varas,
eran galas de Varillas.

El raso negro dilata
gala á los dos; y no acaso,
que al Sol pondrán de escarlata
si con los cabos de plata
lo cogen en campo raso.