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prontamente su jornada para el país de Olintepeque, donde asentó su real, con buen número de gente, que era de sesenta españoles de á caballo y infantería, y cuatrocientos indios de vara y flecha, mexicanos y tlaxcaltecos; quedando los demás por frontera en Goathemala la Antigua á orden del alcalde ordinario Baltasar de Mendoza. Mas para estos tercios de la campaña de Goathemala en tres meses que corrieron del uso y manejo de las armas, desde el mes de Junio hasta el de Agosto que arribó el Adelantado á esta ciudad, no fueron muy poco molestos á los capitanes Gonzalo de Ovalle y Hernando de Chaves, que alojados en la descubierta campaña muchas noches de aquel hibierno, el uno con las escuadras de su cargo por la parte del Sur, que mira á el valle de Alotenango, y el otro á la del Norte, que corresponde á este de Panchoy sufrían grandes y molestas incomodidades por razón de las lluvias; resistiendo valerosa y firmemente cuatro acometidas que hicieron los indios del ejército de Sinacam á el tercio de Hernando de Chaves por la parte de Alotenango, en que, no menos que los otros, los indios de este pueblo fomentaban y engrandecían con los de Aguacatepeque la facción de los rebelados; á tiempo que Gonzalo de Ovalle, como buen veterano, en otras dos ocasiones manejaba las armas con gran destreza, acometido de dos caracoles, á la manera de escaramuzas, de este otro tercio de Sequechul, en que no menos destreza que vigilancia necesitaba, por hallarse este ejército de indios más ordenado, atrincherado y cubierto de foso muy profundo por las dos frentes de su escuadra.

Mas sobreviniendo el Adelantado D. Pedro de Alvarado al mediar el mes de Agosto, que había conducido sus marchas asistido de los dos capitanes Bernal Díaz del Castillo y Luis Marín, rompiendo desde Honduras por varias dificultades y impedimentos de guerra que le asistían desde Chaparrastique, que hoy es Ciudad de San Miguel, por el general movimiento de sublevación que en este tiempo se conmovió entre los indios de la cordillera del Sur, se halló salteado, con inopinada noticia que entonces le llegó, á el introdu-