Página:Recordacion Florida Tomo I.pdf/367

Esta página ha sido validada
286 Biblioteca de los Americanistas.

de las mujeres, sino por natural temor que ellas tienen á las cabalgaduras, ó porque estén embarazadas ó criando sus hijos, que siempre los portan consigo, de unos lugares en otros, envueltos en una manta y colgados á las espaldas. En los convites para las festividades de sus pueblos, no sé que haya nación que observe y estile la costumbre que en esta de los indios se vió y conservó desde el tiempo de su gentilidad,[1] observando hasta hoy muchas torpezas de aquellos tiempos, en que sólo se entregaban á la gula, embriguez y deshonestidades; porque lo que hoy se practica es, que si el pueblo de Amatitlán convida al de Petapa ó al de San Cristóbal, que son sus inmediatos y amigos, éstos han de convidar para las de sus pueblos al de Amatitlán y le han de volver recíprocamente y con igualdad el convite; de tal suerte, que si en Amatitlán le dieron gallinas de la tierra, dulces de confitero, vino y otras cosas, aquello mismo les han de retribuir y ofrecer en sus mesas los convidantes, y esto de calidad abundante y crecido que hayan de comer á su satisfacción y llevar á sus casas; y cuando se falta en todo ó en parte de ello, es agravio y duelo que dura entre ellos largo tiempo, y así indispensablemente lo estilan todos los de este valle y los de las demás provincias del Reino. [2]

En estas fiestas de sus pueblos,[3] que son las de la advocación, danzan adornados de ricas y preciosas plumas, variedad de monedas, espejos y chalchiguites, llevando sobre sí inmenso é incomparable peso de estos adornos; siendo en esto, como en lo demás, incansables, porque danzan en los cementerios de las iglesias por el continuado curso de un día,[4] y tras aquél otro, y las más veces por ocho sucesivos días, que es lo que suele durar la festividad de sus pueblos. Ordénanse sus danzas bailando en torno del que tañe el instrumento del tepunaguastle, que es un rústico instrumento

  1. Torquemada, libro X, cap. xii.
  2. Torquemada, segunda parte, libro XIII, cap. xxiii.
  3. Torquemada, lib. XIII, cap. xlv.
  4. Acosta, cap. xvi, fol. 238.