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154 Biblioteca de los Americanistas.

Villalobos, deudo del Virey; sobre cuyo nombramiento se había ofrecido algo de embarazo entre los principales dueños de la facción, Adelantado y Virrey.

A este tiempo, dispuestas ya todas las cosas para levantarse la armada, recibió un pliego el Adelantado de Cristóbal de Oñate, que hallándose por capitán de ciertos soldados en los peñoles de Cochistlán, de aquella provincia de Xalisco, había quedado en lugar de Francisco Vázquez Coronado, por haber ido en demanda de las Siete ciudades de Cíbola; y el contenido de la carta se reducía, con muchos aprietos y ruegos, á pedirle al Adelantado que le fuese á socorrer, por hallarse sitiado de muchos escuadrones de indios y en grande necesidad y conflicto; y que, en quedar vencidos ó victoriosos aquellos indios consistía la seguridad ó pérdida de la Nueva España. Con que, sin esperar otro consejo que el fervor que siempre latía en el noble corazón de D. Pedro, sacó de la armada el número de soldados escopeteros y ballesteros, con otros de á caballo, los que le pareció suficientes para rechazar el peligro de aquellos españoles, donde al esfuerzo y tesón de las armas continuas de los indios morían muchos; y partiendo á ligeras marchas la vuelta de aquel país infestado, llegó al Real del enemigo, á tiempo que experimentaban los nuestros los mayores de sus conflictos y severas atrocidades, y hambre indecible que padecían. Pero discurriendo el Adelantado, que introducir el socorro á lo encimado de los peñoles, á donde se hallaba estrechado Cristóbal de Oñate y los suyos, era encerrarse con ellos, para aumentarles la necesidad de la hambre, y el romper por el ejército y cordón de indios, para haber de repechar con peligro y no menores afanes, era inconveniente constante; determinó que los opugnadores fuesen cercados, y repartiendo los puestos de la infantería, con la disposición militar que según el terreno le permitía, y la caballería no apartada, sino de calidad que, guardando los pasos al socorro del enemigo, no estuviese distante al acudir á nuestras llamadas, socorriendo el peligro que ocurriese: variando los dictámenes, por parecerle iba larga la ejecu-