Página:Recordacion Florida Tomo I.pdf/185

Esta página ha sido validada
108 Biblioteca de los Americanistas.

españolas de claros y conocidos linajes: comprobándose más con una carta del Adelantado, escrita á el Cabildo de esta ciudad, llegando á Puerto de Caballos de la vuelta de España: y la carta, cuyo original pára con otras en el Archivo, es la siguiente:

«Magníficos señores: Yo creo que por cartas mías, que yo escribí á esa ciudad, de Valladolíd, sabréis mi venida y el suceso de mi buen despacho. Ahora, de nuevo, no habrá que decir sino que, gracias á nuestro Señor, yo soy llegado á salvamento á este Puerto de Caballos, con tres naos gruesas y trescientos arcabuceros y otra mucha gente, donde pienso de detenerme algunos días, hasta que de esa ciudad me venga despacho y ayuda para mi pasaje. Pido, señores, por merced, que en todo se favorezca á esos españoles que envío, para que más cumplidamente yo sea proveído de lo necesario para mi partida, porque yo envío á mandar á paz, que luego se junten todos los más indios que fueren posibles de los míos, y así recibiré merced con los demás que fuera de estos se me enviaren, porque, demás de recibir yo merced en ello, S. M. lo manda. Y porque más particularmente vuestras mercedes sabréis, del portador de ésta, todo lo de mi jornada, por no ser largo lo dejo de decir. Y porque, placiendo á nuestro Señor, nos veremos presto, solamente me queda de decir como vengo casado; y doña Beatriz está muy buena, trae veinte doncellas muy gentiles mujeres, hijas de caballeros y de muy buenos linajes. Bien creo que es mercadería que no me quedará en la tienda nada, pagándomelo bien, que de otra manera excusado es hablar en ello. Nuestro Señor guarde sus magníficas personas como vuestras mercedes deseáis. De Puerto de Caballos á 4 de Abril de 1539 años.= A servicio de vuestras mecedes.= El Adelantado Alvarado.»

Y aunque en las listas que dejamos escritas, se echarán menos los nombres de algunos de los conquistadores de estos reinos, no se omiten por otra razón, más que por proceder con la legalidad que pide la historia; porque no puedo introducir en ella, lo que estos auténticos libros de Ca-